Toda historia tiene un final, pero en la vida cada final es un nuevo comienzo!

9 de agosto de 2010

Mas sobre la vida...


La vida es un camino largo que todos tenemos que recorrer. Todos nacemos sin un futuro claro, sin saber exactamente qué será de nosotros, aventurándonos a las tristezas y a las alegrías; aunque lo único claro y seguro, es la muerte. Tarde o temprano, ella tocará a nuestra puerta, anunciando que nuestro tiempo en el mundo de los vivos se acabó. Y es gracioso, porque nadie nos pregunta si deseamos nacer y afrontar lo que el destino nos tenga preparados, y sin embargo lo tenemos que hacer. Y cuando estamos acá, nada nos queda por hacer más que agregar la mejor cara de poker y ponerle el pecho a la situación. Nadie nos enseña cómo debemos vivir la vida. Simplemente lo aprendemos a lo largo de los años, y es probable que nos caigamos una y otra vez antes de evitar tropezar con la misma piedra infinitas veces. Y la vida no es fácil. ¿Acaso alguien nos previene de eso cuando somos niños? Nadie. Simplemente nos protegen de toda la maldad del mundo, para no acabar con nuestra inocencia, típica de nuestra edad, que con el paso del tiempo y frente a distintas circunstancias, a la fuerza debe desaparecer, para convertirnos en personas aptas para sobrevivir en esta jungla que es la vida. Las personas dejan de ser personas para pasar a ser animales, animales que se dejan llevar por sus más bajos instintos. Y ¿qué pasa cuando ese escudo que la sociedad nos obliga a construir se rompe? ¿Qué sucede cuando nos enamoramos? Sucede que nos sentimos vulnerables frente a cualquier peligro, volvemos a ser tan indefensos como cuando éramos niños. Y es porque el estado natural del ser humano es el amor. Ése es su verdadero estado, en donde es puro como un bebe. Y es que nadie nos preparó contra este gran mal que suele ser el amor, algo que debería ser siempre bueno y confortable, y no algo que haga que las personas sufran. Es entonces cuando sufrimos, cuando la vida nos parece más dura que antes, y cuando creemos no tener fuerzas para seguir. El amor suele ser el peor sufrimiento, porque en todos sus años de existencia, el hombre logro alcanzar el conocimiento, el saber de cosas que nunca antes soñó... pero sin embargo, el amor sigue estando dentro de las cosas que no ha logrado conseguir por completo. ¿Cuántas personas habrá en este mundo que hayan gozado del placer de amar a alguien sin haber sufrido la desventura de derramar una lágrima a causa de ese amor? Por el contrario, hay quienes desearían sufrir calamidades por el simple hecho de saber qué es amar a alguien con locura, con pasión. Personas que no han tenido la oportunidad si quiere llamarlo así, de demostrarle al mundo cuánto amor son capaces de dar. ¡Y pensar que hay tantas personas lamentando por no poder dar su amor a quienes desean hacerlo, y otras tantas que se lamentan porque no recibirlo! ¡Qué mundo loco el nuestro! Personas derramando amor, malgastándolo en aquellas que no lo merecen o, simplemente en quienes no pueden devolvérselo de la misma manera, mientras que hay otra cantidad que nunca ha recibido una gotita de ese tesoro invaluable. En el mundo hay hambre de amor. Éste es el problema más grande de todos, y mientras no podamos solucionarlo lamento decirles, que nada bueno puede surgir. Y es común que lamentemos no tener a quien amar, cuando en realidad, somos ciegos, no vemos que a nuestro alrededor hay millones de personas que necesitan de nuestro amor. Nos encerramos en nuestro deseo de enamorarnos y terminamos por caer en una obsesión, que el único daño que puede causar es hacer que perdamos la oportunidad de nuestras vidas, eso que tanto esperamos. Debemos entender que el amor llega cuando tiene que llegar, y no cuando nosotros deseamos que tenga que ser. No debemos forzar las cosas, hay que dejar que todo fluya. Y lo que tenga que ser, será.

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